Sr. Lector: No guiarse por estos trenes para sus viajes, algunos puede ser que ya no circulen. Grandes Viajes en Tren. Viajes por distintos países. Sitio sin fines de lucro.

lunes, 24 de septiembre de 2018

Un Viaje en el Ghan

DE ADELAIDA A ALICE SPRINGS

Un viaje al corazón de Australia en un aerodinámico tren de más de un kilómetro de largo, que rompe el silencio del inmenso desierto a unos 110 km/h, acondicionado como el mejor hotel de lujo.
Esta es la ruta adecuada para ir a Alice Springs si desea ver algo del árido y hermoso paisaje del corazón de Australia. Hasta 1981, cuando se terminó el tendido de la nueva línea de ancho estándar, sólo se cogía el viejo Ghan si se viajaba con el coche o con mucho equipaje; en caso contrario, se tomaba un avión desde Adelaida. Hoy día se hace este viaje en tren por placer. Se va en automóvil desde Adelaida hasta Port Augusta, a 312 km., porque la carretera es buena y allí es más fácil embarcar el coche. Vehículos de todas las clases viajan en las plataformas situadas en la cola del Ghan: no sólo unos pocos como sucedía con el antiguo ferrocarril de vía estrecha, sino hasta medio millar. Desde hace más de diez años, el Ghan se encuentra entre los grandes trenes mundiales de larga distancia. Actualmente nadie espera quedarse aislado por puentes rotos o desprendimientos ; esto sucedía hace sólo unos pocos años. Hoy la llegada se ajusta al horario. Sin embargo, un gran viaje no tiene por qué ser peligroso para ser interesante. El actual Ghan dista de ser monótono en su travesía del desierto y los puertos de montaña del corazón de Australia.
Una locomotora diésel, construida en Sidney por Clyde Engineering pero dotada de un motor GM, arrastra al Ghan durante los 1.555 km hasta el corazón de Australia. Hoy día el viaje se hace en 22 horas y con aire acondicionado, pero hasta hace una década el accidentado terreno del desierto y los problemas originados en las traviesas por las termitas hacían que al viejo Ghan le costara un mes: en una ocasión, un maquinista tuvo que cazar cabras a tiros para alimentar a los desamparados pasajeros.
En camino
Se respira un aire de gran acontecimiento en la pequeña pero moderna estación de Keswick cuando el Ghan se dispone a partir. Amigos y parientes acuden a decir adiós a los pasajeros, aprovechando la oportunidad para admirar la suntuosa decoración del tren y tomar la copa de despedida. Durante los primeros 200 km, el Ghan pasa por el agradable y fértil paisaje de Australia del Sur. Es la hora del té vespertino y de hacer nuevas amistades. El tren se detiene en Coonamia, apenas pasadas las 5 de la tarde, después de recorrer 222 km sin hacer ninguna parada en poco más de tres horas. En este punto el camino es casi suicida, pero el confort que rodea al viajero hace que ni siquiera se derrame el té o la cerveza. La siguiente parada, muy breve, es Port Pirie, en otro tiempo importante nudo ferroviario con tres vías: ancha (la antigua de Australia del Sur, de 1 .600 mm), estándar (1.435 mm) y estrecha (1.067 mm) para la vieja línea de Peterborough. Actualmente toda la ruta es de ancho estándar y, en consecuencia, la importancia de Port Pirie ha decrecido. Los trenes con destino a Broken Hill y Sidney se desvían hacia el Este; el Ghan y los dos transcontinentales con rumbo al Oeste -el Indian-Pacific y el Trans-Australian- siguen en dirección Norte. A la izquierda puede verse la cabecera del golfo Spencer, desde donde los viejos mercantes a vela salían hacia Port Augusta para cargar el grano. La operación duraba cerca de un mes, durante el cual algunos pasajeros, e incluso uno o dos capitanes, hacían una excursión a bordo del viejo Ghan alejándose de los campos de cereales para adentrarse en el rojo corazón del país. Hoy el Golfo presenta un panorama muy diferente: enormes barcos de transporte de mineral entrando en Port Augusta o fondeados en Whyalla, en la costa occidental.
El viaje hacia el interior pasa por escenarios muy variados: desde la roja tierra quemada por el sol y lechos secos de ríos hasta lagos salados, dorados campos de trigo y granjas de ovejas. Las mejoras de la línea garantizan que los pasajeros ya no queden aislados por el agua como sucedía anteriormente, cuando las repentinas inundaciones arrastraban tramos de vía.
Un tren de más de un kilómetro
Los pasajeros esperan en los bares, tomando un aperitivo, su turno para cenar. La primera llamada tiene lugar al llegar a Port Augusta, estación con un andén increíblemente largo. Allí, una hilera de vagones plataforma cargados con todo tipo de vehículos aguarda a ser enganchada a la cola de los coches de pasajeros para formar un tren de más de un kilómetro de largo. Al atardecer, el convoy circula hacia el Noroeste por la línea transcontinental. Es aquí donde el nuevo Ghan se separa de la antigua ruta, que sigue abierta -pero sólo para el transporte de carbón- hacia Maree y Leigh Creek. Los viajeros que lo deseen pueden seguir el antiguo trayecto en un coche Stateliner. 
La uniformidad del paisaje, seco y escasamente poblado, sólo se ve interrumpida de vez en cuando por suaves colinas o algún eucalipto enano. Tras el segundo turno de cena -tan buena como en cualquier hotel de primera- el tren se detiene en Pimba. Durante la mayor parte del año, a esta hora queda muy poca luz para ver Woomera -a unos pocos kilómetros al norte de la línea-, donde se hizo estallar la primera bomba atómica británica y donde todavía hay lanzacohetes apuntando al cielo. Los pasajeros de primera clase se relajan en el salón panorámico -que cuenta con bar y piano-, o alternan con los de clase económica probando suerte en las máquinas de juego. Tal vez el nuevo Ghan sea el único tren del mundo que está dotado de casino y peluquería: la misma persona se encarga de cortar el pelo y de las mesas de juego.


El viejo Ghan
Antes de que se terminara en 1981 la nueva línea de ancho estándar, un tren de vía más ancha (1.600 mm) iba de Adelaida a Port Pirie en 4 horas. Otro de ancho estándar (1.435 mm) hacía el trayecto de 97 km a Port Augusta, y otro iba al Nordeste, a Maree. Luego se impuso el Ghan, que iba hacia el Noroeste sobre la vía de 1.067 mm para llegar a Alice Springs unas 32 horas más tarde; los diésel lo redujeron a 27 horas. Aunque no eran mucho más rápidos -la velocidad media era de 32 a 40 km/h- ahorraban tiempo al no tener que abastecerse de agua.
En el desierto
En el tramo más moderno, la velocidad asciende a unos 110 km/h; en el exterior desfila un paisaje árido, en el que la escasa vegetación da paso a un desierto salpicado de resecos yerbajos. Hay una parada de servicio en Kingoonya, una aldea habitada por personal ferroviario que vive en casas idénticas. Nadie sube al tren ni tampoco se apea. Según el horario, el Ghan hace escala a las 23.20h, pero es sólo indicativo. El tren parte cuando está listo, después de haber repostado agua y hielo. Desde aquí el recorrido lleva a Tarcoola, un empalme en medio del desierto construido en 1980 en el punto donde la línea de Alice Springs se separa de la transcontinental dirigiéndose al Norte, mientras que ésta sigue recta hacia el Oeste a través de la llanura de Nullarbor.
Los pasajeros del Ghan atraviesan un impresionante escenario salvaje prácticamente desconocido hasta los años 70. Incluso ahora sigue siendo en gran parte inaccesible, excepto para viajeros de ferrocarril a bordo de coches con aire acondicionado.
Los orígenes del Ghan
Hace 20 años, la ruta hacia Alice Springs ni siquiera había sido explorada. Es un paraje frecuentado por emúes, canguros, dingos y, sobre todo, manadas de camellos salvajes. Los camellos desempeñaron un importante papel en la apertura de la ruta, pero acabaron siendo reemplazados por formas de transporte más modernas y fueron liberados en el desierto. Hasta 1930, los raíles no llegaron hasta el diminuto asentamiento Red Centre de Alice Springs, donde estaba emplazada la estación de telégrafos. Cuatro años antes, los pasajeros tendrían que haber ido hasta Oodnadatta en el tren que seguía la antigua ruta de las caravanas de camellos, siguiendo el tendido de la línea telegráfica. El último trecho se hacía precisamente en camello, y como estos animales habían sido importados de Afganistán junto con sus "conductores", al tren que los reemplazó se le bautizó con el nombre de Afghan, más tarde abreviado, al típico modo australiano, como Ghan.
El mantenimiento de centenares de kilómetros de líneas remotas no es tarea fácil: a intervalos hay asentamientos de personal ferroviario especializado. Todos tienen nombres de primeros ministros australianos y se componen de seis viviendas idénticas y un depósito de agua; en la mayoría, el abastecimiento de provisiones es ambulante. El solitario puesto avanzado de la foto, Hughes, fue llamado así en honor a William M. Hughes, primer ministro en 1917, año en que se construyeron los asentamientos.
El corazón rojo
El Ghan se detiene a eso de las 8.30h en Kulgera, justo en la frontera entre Australia del Sur y los Territorios del Norte, cerca de la Autopista Stuart. Algunos tramos recientes están bien pavimentados, pero los numerosos baches del resto, que destrozan los amortiguadores y muelen los huesos, hacen que muchos automovilistas opten por el tren, especialmente cuando el coche es valioso y no tiene tracción en las cuatro ruedas. Hasta cerca de las 10 de la mañana sólo hay grandes extensiones de tierra y arena rojas bajo un sol aplastante. En ese momento, las escarpadas montañas que surgen en el paisaje obligan a la línea a desviarse hacia el desfiladero de Heavitree para atravesarlas. En la boca del desfiladero confluyen el cauce seco de un río, una carretera y una línea de vía estrecha, que se une y adapta a la de ancho estándar. Desde Alice Springs se organizan excursiones especiales a lo largo de esta ruta, utilizando una máquina de vapor y material rodante del viejo Ghan. Desfiladero abajo, el tren se desplaza lentamente, a toque de silbato, pasando por los dispersos asentamientos de los alrededores de Alice, donde llega a las 11.40h. No hay andén, y la longitud del convoy es toda una atracción en el panorama urbano. Los pasajeros desembarcan valiéndose de los estribos y se dirigen a la remodelada cabaña, alargada y baja, que hace las veces de estación. Han recorrido un trayecto de unos 1.500 km hasta el corazón de Australia.
Alice Springs, la ciudad más famosa del interior de Australia, está al norte del desfiladero de Heavitree, donde confluyen el cauce seco de un río, una carretera y el ferrocarril. En las cercanías se encuentra el parque nacional de Ayers Rock y los Montes MacDonnell.
Trenes de camellos 
Antes de la llegada del ferrocarril y durante la construcción del Ghan, se empleaban camellos como medio de transporte y como animales de carga. Cuando ya no se necesitaron, se dejaron en libertad en el desierto y su número asciende hoy a decenas de millares. Los camellos se han propagado por todo el desértico corazón de Australia, hasta tal punto que de vez en cuando se llevan a cabo capturas para exportarlos a Arabia Saudita, donde son bien recibidos por ser más sanos y fuertes que los locales.

El Ghan actual
Es un tren de 774 metros, con unas 1.400 toneladas (locomotora y coches), con una velocidad máxima de 115 kilómetros por hora (promedio 85 km/h).
El viaje es de costa a costa -Darwin a Adelaida- con un total de 2.979 kilómetros.




© Lobster1 CC BY-SA 3.0 Archivo: Ghan esperando la salida en Darwin-Panoramio.jpg-Creado el 16 de abril de 2011
Fuente: El Mundo de los Trenes - Ediciones del Prado S.A. 1997 - Madrid (España), salvo mención expresa.

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