Los ferrocarriles de ancho métrico de los montes Harz que hasta 1989 formaban parte de la Alemania del Este, son de los pocos que operan en Europa con locomotoras de vapor en una línea férrea estatal.
A los forasteros no siempre le ha sido así de fácil viajar en los ferrocarriles de vía estrecha de los montes Harz, ya que antes de la reunificación de Alemania las líneas estaban dentro de la frontera de la República Democrática Alemana (RDA) y eran prácticamente inaccesibles a los occidentales.
Sin embargo, es posible que el hecho de pertenecer a la RDA haya sido su salvación. Los alemanes orientales tenían en tal estima a sus trenecillos y se los tomaban tan en serio que incluso llegaron a reconstruir, en los años ochenta, la línea Stiege-Strassberg, abandonada desde la II Guerra Mundial.
Esta región, que se extiende 110 km al sureste de Hannover, bien merece una visita de unos cuantos días. Para el primer itinerario coja el Harzquerbahn, el tren que atraviesa Harz, desde Wernigerode, a través de las montañas, hasta Nordhausen. En este trayecto puede incluir también una pequeña excursión en el Brockenbahn, tomando la desviación de Schierke. Esta línea secundaria asciende por la vía única hasta la cima de Brocken, el pico más alto de Harz.
En Wernigerode, la estación de vía estrecha está junto a la de la línea principal. En su interior vemos dos o tres andenes ocupados por unos coches elegantemente pintados de rojo y crema y, a la derecha, asciende una columnilla de vapor desde la cabecera de un tren. En los años ochenta las líneas Harz volvieron a habilitar diez locomotoras diesel de ancho de vía estándar, pero no gozan de gran popularidad, de modo que los servicios regulares aún se pueden hacer con el sistema a vapor.
Pero no hay tiempo que perder; el jefe de estación ya está en el andén, subimos a bordo y escogemos el costado izquierdo del coche para asegurarnos las mejores vistas. La locomotora constesta a la señal del jefe de estación con un silbido y, a las 9:24 hs. en punto, salimos en el segundo de los cuatro trenes diarios a Nordhausen.
LOS ALREDEDORES DE WERNIGERODE
Después de rodear Wernigerode, el tren para en Westerntor, una espaciosa y atractiva estación construida en 1936. Todo el material móvil de las líneas de via estrecha de Harz se revisa aquí, a excepción de las locomotoras que se mandan a Görlitz para un control más exhaustivo.
En los años anteriores a la reunificación alemana, cuando la mayor parte del transporte de mercancías se hacía por vía estrecha, era frecuente ver en Westerntor una 0-6-0 construida por Henschel en 1914. Era bastante pequeña en relación a su tren, ya que maniobraba material móvil de vía estándar con vagones de ancho métrico.
Ahora llega el tren de Nordhausen de las 6:40 horas, y la campana de la locomotora suena estrepitosamente mientras franquea el concurrido paso a nivel de Westerntor, que toma su nombre de una interesante torre del siglo XIII, tras la cual se alinean las calles peatonales de Wernigerode, de casas con fachadas enmarcadas con vigas de madera. Un elaborado castillo del siglo XIX, construido en una impresionante fortificación de una época anterior, domina la ciudad y tras él se alzan boscosas y empinadas montañas.
Camino de Kirchstrasse, el tren se va abriendo camino entre casas y edificios y, por unos instantes, con la vía corriendo paralela a la carretera y el campanilleo, ahora más tenaz, de la locomotora, semeja un tranvía.
EN LAS MONTAÑAS
Finalmente, empieza en serio la subida. Hasta Drei Annen Hohne hay aproxima- damente 10 kilómetros, en una rampa constante de 33 milésimas por metro, que asciende 260 metros de altura. Camino de los bosques, el tren sube decidido bordeando la ribera del Steinerme Renne, cruza el río en una curva cerrada y llega a la estación. Aquí nos detenemos nuevamente para dejar paso a otro tren que va cuesta abajo, un servicio a Schierke, y varios excursionistas se apean, quizá para ir andando hasta las cercanas cascadas de Holtemme. La fragancia de los pinos se mezcla con el humo del carbón y la luz del sol se filtra a través de la espesura de los árboles.
Enseguida el tren reanuda su marcha y sube empinadas cuestas a través de los bosques. La línea férrea serpentea por la ladera de la montaña ganando altura y cruza el Thumkuhlental por un pequeño puente. Aquí, en 1917, ocurrió el accidente más grave del Harzquerbahn, con seis muertos, al desmoronarse parte del bancal.
Poco después de cruzar el puente, el tren entra en el túnel de Thumkuhlenkopf de 70 metros y el único de vía estrecha de la Deutsche Reichsbahn; enseguida pasamos el nudo ferroviario de Drängetal, que está abandonado, y, a nuestra izquierda, las oquedades de los árboles nos revelan vastos paisajes camino de Wernigerode.
Las frecuentes curvas nos dejan entrever la locomotora montaña arriba, mientras el eco de su gruñido resuena en las colinas.
Por fin, la máquina silba al llegar al cruce de Brockenbahn y, poco después, se para en Drei Annen Hohne, en una importante, aunque solitaria, estación situada a 540 metros sobre el nivel del mar.
La pareja del tren revisa la potente máquina, una 2-10-2T fabricada en Babelsberg, en 1954, en la fábrica Karl Marx. El maquinista engrasa la maquinaria, mientras el fogonero repone los cuatro metros cúbicos que ha consumido ya la locomotora y la luz del sol arranca destellos a la carcasa negra que resalta con su topera roja.
EL DESVÍO DE BROCKENBAHN
Se oye otro silbato y llega una locomotora gemela con un tren procedente del desvío de Schierke. Ésta es una de las líneas férreas alemanas más interesantes, ya que sube la cima del Brocken, a 1.142 metros, por vía única.
La montaña ha dado su nombre a un espectro: el espectro de Brocken. Es un efecto extraño que suele ocurrir cuando un alpinista mira hacia abajo, con las nubes a sus pies; entonces ve una sombra agigantada por el sol del atardecer y, a veces, perfilada con franjas de colores.
No hace mucho, esta colina, debido a su estratégica situación en la frontera entre la Alemania oriental y la Alemania occidental, era una de las bases militares del Pacto de Varsovia. Los trenes de pasajeros llegaban sólo hasta Schierke, con un trayecto de tan sólo unos 5,4 km., de los 18,9 que tiene el desvío, y únicamente podían utilizarlos los residentes o bien los alemanes orientales que estuvieran en Schierke con un permiso especial. En cada tren había un policía, con un perro imponente, que se encargaba de que se cumpliera la reglamentación.
El transporte militar hasta la colina fue disminuyendo y, a mediados de los ochenta, cayó en desuso. Pero la reunificación alemana ha representado un golpe de suerte para estas líneas, pues a lo largo del año 1991 fueron reconstruidas totalmente.
En septiembre de 1991 se efectuaron reaperturas especiales con las históricas locomotoras Mallet. Desde 1992 hay nuevamente un servicio regular que sube la rampa, de 3,3 milésimas por metro, hasta la cima.
LA FRONTERA
Al salir de Drei Annen Hohne, el desvío de Brockenbahn queda a la izquierda. Durante los siguientes 16 km. la ruta serpentea a lo largo de un llano con fuertes rampas en ambas direcciones. La cima, a 557 m., se rebasa poco después de Elend, donde tiene lugar un cruce con otro tren procedente de Nordhausen. Antes de la reunificación, este tramo pasaba muy cerca de la frontera, la cual, según se anunciaba por megafonía, se podía ver en ocasiones a través de los árboles.
Entre Drei Annen Hohne y Benneckenstein no estaba perimitido tomar fotografías. Ahora, la frontera se ha suprimido totalmente.
Después de Benneckenstein, el resto del camino hasta Nordhausen es de bajada. La línea que confluye en Eisfelder Talmülhe permite un enlace hasta Selketalbahn, la más antigua de las líneas férreas Harz de vía estrecha, aunque este tramo se abrió en 1905.
Siguiendo el valle de Bere se llega a Ilfeld. En 1897, se abrió la primera parte del ferrocarril Nordhaunsen - Wernigerode Eisenbahn (NWE); el tramo ascendente hasta Ilfeld, de 10,7 km. La construcción se inició por ambos extremos; en 1898 los trenes hacían el trayecto desde Wernigerode, y en 1899 hicieron ya el recorrido completo . El NWE pasó a formar parte del DR en 1950.
Recientemente hubo una gran incertidumbre con respecto al futuro de la línea, pero ahora la situación es bastante segura, ya que la propiedad de la misma ha pasado a las autoridades locales. El funcionamiento seguirá en manos del DR, pero las tarifas se incrementarán considerablemente.
Al llegar a Ilfeld el ferrocarril va cruzando sinuosos prados hasta Niedersachswerfwn. Durante la II Guerra Mundial los nazis construyeron cerca de aquí una gran fábrica de armas subterránea. Se conocía con el nombre de Aussenlager "Dora", un puesto avanzado de Buchen wald, donde los famosos V2 eran construidos por prisioneros de guerra; de ellos, al menos 20.000 murieron realizando ese trabajo.
Desde aquí el camino transcurre paralelo a la vía de ancho estándar que llega de Ellrich, antes de terminar en Nordhausen Nord,al otro lado de la estación principal.
El viaje por las montañas, con 60,5 km. de recorrido, dura tres horas, y se llega a buena hora para el almuerzo. Ya por la tarde, el viajero puede bajar hasta Gernrode con el Selketalbahn. #
Fuente: El Mundo de los Trenes - Ediciones del Prado S.A. 1997 - Madrid - España | Fotos de Bob's Photo Galleries
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